viernes, 25 de enero de 2013

"EL PUEBLO ES EL MEJOR JUEZ Y EVALUARÁ A CADA JUEZ"


Tras el lanzamiento de una campaña en apoyo a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, cuyas adhesiones serán entregadas a la Corte Suprema de Justicia, las Madres se pronunciaron ayer sobre el tema.

Hebe de Bonafini. Discurso del jueves 24 de enero de 2012. 

"La verdad, quiero agradecerle a todos los que vinieron a acompañarnos porque estos días son tremendos.

Pensábamos ir a Tribunales hoy, como habíamos prometido, pero hace mucho calor: transportarnos hasta allá, caminar, es un esfuerzo brutal, si lo quieren sacar de acá lo van a sacar igual.

Ustedes saben que las Madres prometimos sacar la historia de cada juez de la Corte Suprema. Estuvimos trabajando, hay buenos, hay malos, hay regulares, hay de todo. Entonces elegimos y el día de hoy vamos a empezar a leer la historia de la señora Argibay. Me parece importante, las Madres no vamos a hacer ninguna apreciación, lo vamos a leer y después son ustedes, el pueblo, el que evaluará si es buena, si es mejor, cómo es.

Quiero decirles que, después de que hablemos, se va a firmar por un rato, vamos a dejar las mesas para que ustedes firmen: los que no firmaron, los que se quieran llevar, los que quieren tomar la campaña. La campaña se va a hacer en todo el país, ya la han tomado muchos grupos. Está teniendo mucho éxito y se va a entregar el 24 de marzo a las 10 de la mañana a la Corte Suprema, o sea que vamos a trabajar bastante. Así que compañeros van a tener que tener un poquito de paciencia en la lectura del tema porque es un poquito gordito, pero me parece importante que todos sepamos quiénes integran la Corte Suprema de Justicia.
Carmen Argibay: El 11 de junio de 1964 se recibió de abogada, pero ingresó a trabajar en la justicia en julio de 1959 en el fuero Nacional en lo Correccional de Capital Federal. Fue docente en varias universidades como la UBA, El Salvador y Belgrano.
En diciembre de 1975 fue ascendida a Secretaria de la Sala Especial de Cámara (cargo que dejó de existir) luego de pasar por varios juzgados.
Tras el golpe militar, fue detenida durante 9 meses por la dictadura cívico militar. De hecho, el mismo 24 de marzo quedó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Por estar presa fue dada de baja por la Cámara (decisión confirmada entonces por la Suprema Corte de Justicia de la Nación) y liberada en diciembre de ese mismo año.

Con el regreso de los gobiernos constitucionales fue nombrada jueza en la Capital Federal, cargo que asumió el 7 de junio de 1984. Entre el 76 y esa fecha se dedicó a la abogacía de manera privada. En 1988 fue ascendida a Juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal y, luego, en 1993 pasó a desempeñarse en los Tribunales Orales. En ese cargo, se jubiló, en enero de 2002.

En diciembre de 2000, formó parte del Tribunal Internacional de Mujeres sobre Crímenes de Guerra para el Enjuiciamiento de la Esclavitud Sexual, que condenó al ejército japonés por los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial, donde se sometieron mujeres de distintos países a la esclavitud sexual.

Posteriormente fue nombrada por la Asamblea General de la Naciones Unidas como Juez ad litem para el "Tribunal Criminal Internacional" que juzgaba crímenes de guerra en la ex-Yugoslavia. Así, fue una de las pocas magistradas que participó del juzgamiento de tales crímenes de lesa humanidad.

El 30 de diciembre de 2003 se convirtió en la primera mujer en ser nominada por un gobierno democrático para integrar el más alto tribunal de justicia de Argentina cuando el presidente Néstor Kirchner tomó la decisión política de llevar a cabo una renovación de la Corte Suprema.

Fue propuesta por Néstor Kirchner debido a la consideración que se tenía de ella en el ámbito internacional. El Senado de la Nación aprobó su designación el 7 de julio de 2004 y se convirtió en miembro de la Corte el 3 de febrero de 2005, una vez que hubo terminado sus deberes en la Asamblea General de Naciones Unidas.

La nominación de Argibay tuvo una dura resistencia de algunos sectores de la sociedad, particularmente de la parte más conservadora de la Iglesia Católica, luego de que declarara que se hallaba 'políticamente más cerca de la izquierda que de la derecha', que era una 'atea militante', y que apoyaba el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. A esos sectores, Argibay les respondió: 'Creo que decir de frente lo que uno es o piensa revela honestidad, que es el primer paso para la ecuanimidad. Mis creencias (o su falta) no deben interferir en las decisiones judiciales que tome'.

Argibay es integrante de la Asociación Internacional de Derecho Penal, y miembro fundadora de la Asociación Internacional de Mujeres Jueces, organización que presidió desde 1998 hasta 2000. También fundó la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina.

En la Corte, Argibay dirige la Oficina de la Mujer. Tal estructura fue creada por el máximo tribunal en el 2009 y tiene como desafío lograr la equidad de género tanto para quienes utilizan el sistema de justicia como para aquellos que desempeñan sus funciones en el Poder Judicial.

El trabajo de la Oficina de la Mujer se enmarca en la política de Estado tendiente a prevenir y terminar con cualquier tipo de violencia de género. Cabe recordar que el artículo 75, inciso 22, de la Constitución Nacional incorporó la Convención contra la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.

En ese sentido, la Oficina capacita a los integrantes del Poder Judicial y ha suscriptos convenios con la Procuración General de la Nación, para capacitar a todos las fiscalías del país encargadas de las investigaciones en materia de trata de personas, y con los ministerios de Justicia y Seguridad, para prevenir y combatir tal delito.

En la oficina de la Mujer, Argibay desarrolló un plan incorporar la perspectiva de género en la Justicia argentina. Lo presentó, con una obra de teatro, en la 'IV Conferencia Nacional de Jueces' frente a un público de 500 funcionarios judiciales. En la obra, se ve la realidad de un sistema que no escucha a las víctimas, en el cual se debe soportar el rigor de los prejuicios, la indiferencia y la falta de recursos para alcanzar la anhelada justicia, lo que provoca una revictimización de las personas.

Argibay sostuvo, en esa oportunidad, que tanto el operario judicial como las potenciales víctimas deberían tener claro que los delitos contra la mujer exigen un manejo especial de la víctima y sus necesidades.
A fines del año pasado, la ministra de la Corte Suprema también inauguró el primer lactario del Poder Judicial en el marco del Proyecto Federal para crear Condiciones Estructurales que posibiliten la Igualdad Laboral de las Mujeres Judiciales.

Argibay defendió su voto sobre indultos. La jueza de la Corte justificó que se expidió en contra de la inconstitucionalidad del perdón porque se trataba de "cosa juzgada". "La ley está por encima de las convicciones personales", argumentó. Por eso ella defendió esa ley, porque su convicción era que había que aportar a la ley. Èsa es Carmen Argibay.

Hasta el jueves que viene, compañeros".

FUENTE: Madres